Los cazadores están presionando para que sus perros no sean considerados animales de compañía y por tanto, queden despojados de los derechos y de la protección de la que gozan dentro de esta categoría.
Así, solicitan a las instituciones que los perros de caza queden al margen de las leyes de protección animal y por tanto, poder continuar con determinadas prácticas que dentro de la ley son consideradas maltrato.
Y lo sorprendente es que las federaciones de caza ya lo han conseguido en Castilla-La Mancha, donde ‘en febrero la Junta excluyó a los perros de caza del último borrador del Anteproyecto de Ley de Bienestar Animal de la comunidad, tras las alegaciones de la Asociación e Rehalas Regionales Caza y Libertad (Arrecal) y de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha’, tal y como recogen en Público.
Lo que pretenden los cazadores es que sus perros figuren dentro de una categoría nueva que los reconozca como perros de caza y de trabajo y no como animales de compañía y que eso les permita, por ejemplo, no estar obligados a llevarlos atados en zonas públicas, poderles poner collares eléctricos, no convivir con ellos y poderles dejar solos sin asistencia diaria…en definitiva, tal y como explica Ángela Molina, copresidenta de la Coordinadora Animalista CV, ‘básicamente, lo que piden es que los perros utilizados para la caza no tengan derechos’.
Actualmente se está tramitando en la Comunidad Valenciana una nueva normativa sobre bienestar animal que ha provocado que la Federación de Caza de la zona solicite la exclusión de los perros de caza de la nueva ley, al igual que se hizo en Castilla-La Mancha.
Esto ha originado un enfrentamiento con las asociaciones animalistas quienes han lanzado una campaña en Twitter con el lema #LosPerrosDeCazaTambiénSonPerros y ha llevado a los cazadores a convocar una manifestación para el próximo 26 de mayo por lo que consideran una agresión en redes sociales.
Recordemos que el 40% de los perros que sufren maltrato, abandono o robo son perros de caza y que hay cifras que hablan por sí solas como los 50.000 galgos que son abandonados o sacrificados al año en España y esto debe, como mínimo, invitar a la reflexión y llevar inevitablemente a un mayor control del uso de perros en actividades cinegéticas.
Vía: Público
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