Alrededor de 59.000 fallecimientos por rabia fueron registrados el año pasado, aunque se estima que la cifra puede ser superior ya que muchos casos no han sido diagnosticados.
Una enfermedad que, según los expertos, se podría erradicar si hubiera mayor voluntad política y mejor gestión de los recursos, con un coste bastante razonable.
Aunque algunos otros animales, como los murciélagos, también transmiten esta enfermedad vírica, el 95% de los casos de rabia en humanos se produce por contacto con perros infectados.
Tras un mordisco (o en algunos casos arañazo) de un perro con rabia, la persona empieza con síntomas similares a los de otros procesos víricos, como fiebre o dolor de cabeza, pero según va evolucionando la enfermedad se suma la confusión, agitación y una parálisis progresiva que desemboca en muerte.
El tratamiento para los enfermos es sencillo y efectivo, pero inaccesible para la mayoría de las personas de riesgo, por desconocimiento, por un suministro deficiente o por falta de recursos económicos.
En otras palabras, para la población en riesgo que afecta sobre todo a regiones pobres y vulnerables de África y Asia y algunos lugares de América latina una mordedura de perro infectado puede ser mortal, bien porque desconocen los riesgos de la mordedura o ignoran la existencia de la enfermedad, no pueden acceder a un suministro normalizado de vacunas o de tratamiento de la enfermedad, o, carecen de los 50 o 60 euros que cuesta el tratamiento adecuado, conocido como PEP (profilaxis postexposición).
Alrededor de 1.700 millones de dólares al año se gastan en tratamientos PEP, más otros 1.400 millones en gastos derivados de la enfermedad, tales como transporte.
Pues bien, con solo el 10% de esta cifra se podría vacunar a la población total de perros susceptibles de transmitir la enfermedad, con lo que ni siquiera habría que tratarla como tal y lo que es más importante, toda las personas, con o sin recursos económicos, estarían igual de protegidas ya que la rabia acabaría erradicada del todo.
Otras soluciones más complicadas de llevar a la práctica por la deficiencia de muchos sistemas sanitarios en estos países o, como hemos visto, más caras, pasarían por facilitar a todas las personas el acceso a la vacuna para humanos y, en caso de necesidad, el tratamiento para combatir la enfermedad.
Pero los expertos insisten en que la opción más eficaz es inmunizar a los perros; la vacuna canina cuesta entre 1,5 y 4 dólares, dependiendo de la región, y eso incluye todos los gastos derivados como transporte y formación de las comunidades implicadas.
Katinka DeBalogh, experta en esta dolencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lamenta que la rabia es una enfermedad desatendida que afecta a poblaciones vulnerables o marginalizadas y que:
…es increíble que hoy día muera gente —y con una muerte horrible— de esta enfermedad, cuando tenemos todos los medios para prevenirla. […] Muchas veces faltan la voluntad política y los recursos, porque tenemos todas las herramientas y conocimientos.
Según nos cuentan en El País, la OMS, en colaboración con la fundación Bill&Melinda Gates, ha lanzado varios proyectos piloto para demostrar que la vacunación masiva de canes es la vía más efectiva y barata para acabar con la dolencia y los resultados corroboran esta teoría ya que en los lugares implantados no se están detectando casos de rabia en personas. Esperemos que se extiendan a otras regiones y la enfermedad desaparezca definitivamente del planeta.
Vía: El País
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Departamento de ventas y especialista en salud general