Índice
El Síndrome de Disfunción Cognitiva (SDC), también conocido como Alzheimer canino, es un tipo de demencia senil canina caracterizada por un deterioro físico y cerebral, que suele afectar a cerca del 20 por ciento de los perros ancianos.
Tal y como explican en simiperrohablara.com es una enfermedad ‘muy triste y frustrante para el propietario canino’, ya que:
El deterioro cerebral que sufren los perros con Síndrome de Disfunción Cognitiva hace que, progresivamente, pierdan sus rasgos de carácter propios y se comporten de forma muy diferente a como hicieron toda su vida.
Síntomas frecuentes
Al igual que ocurre en las personas, los perros que padecen esta enfermedad parecen estar más ausentes, desorientados, incluso no reconocen a sus seres queridos y poco a poco van mermando sus facultades y sus habilidades para realizar las tareas más cotidianas.
Experimentan cambios en sus ciclos de sueño, durmiendo de día y manteniéndose activos por la noche, se vuelven más miedosos, más irascibles, ladrando y protestando con más frecuencia, y más independientes. Tan independientes que algunos pierden todo interés por relacionarse, se muestran apáticos y los hay que incluso agresivos.
Otro rasgo bastante característico en los perros con SDC tiene que ver con los cambios de hábitos a la hora de orinar o defecar, ya que empiezan a hacerlo en cualquier sitio, no respetando las pautas hasta entonces aprendidas; dicho de forma coloquial, se produce un ‘desaprendizaje’.
¿Tiene tratamiento?
De ahí que el tratamiento recomendado vaya orientado principalmente a reforzar rutinas y a estimular tanto a nivel físico como a nivel cognitivo al can.
Así, tenemos que procurar un entorno y unos hábitos sin grandes cambios, para que todo le sea familiar y predecible, y tratar de que no se aísle y no pierda interés por las cosas, realizando juegos que conlleven por ejemplo premios y proponerles retos que mantengan su cerebro activo.
La alimentación también puede ayudar sobre todo en épocas tempranas:
(…) se puede intervenir a nivel nutricional mediante alimentos y nutracéuticos que aportan antioxidantes y protectores de las membranas celulares.
Por último, el veterinario puede valorar y pautar la administración de psicofármacos que ayuden a ‘frenar la oxidación y el proceso de envejecimiento neuronal’.
Y lo más importante: tener siempre presente que, al igual que ocurre con las personas con Alzheimer, es una prueba de paciencia infinita que requiere mucho amor, y hay que evitar regañinas y castigos que lo único que consiguen son desconcertar más al perro.
Vía: Simiperrohablara.com
También puedes ver: Hidroterapia para perros y gatos: un tratamiento eficaz contra el dolor muscular y articular