Lulu es una perra terapéutica que colabora en una funeraria de Nueva York participando de forma activa en los funerales, reconfortando de forma increíble a asistentes y haciendo más sencillo el trabajo de sus propios compañeros.
Conocíamos la existencia de perros terapéuticos en hospitales o geriátricos, de perros policía, socorristas o de rescate; perros de acompañamiento para invidentes e incluso canes que suponen un apoyo para determinados enfermos ya que son capaces de anticipar crisis epilépticas, hipoglucemias en diabéticos o crisis de ansiedad en determinadas personas, como en el caso de Owen en el que su perro Blue fue contratado a la vez que su dueño para que trabajaran juntos.
Pero la compañía de Servicios Funerarios y de Cremación Ballard-Durand, de White Plains en Nueva York, otorgó un nuevo sentido al perro de asistencia, convirtiendo a Lulu en una empleada imprescindible en muchos funerales.
Desde su inicio en mayo de 2015, la perra ha participado en numerosos oficios funerarios convirtiéndose en imprescindible, no solo para muchos familiares afectados por la pérdida de un ser querido, también para sus compañeros que ven fortalecido o reforzado su trabajo a la hora de reconfortar a sus clientes.
Cuentan que ya desde la llegada de los familiares el hecho de que Lulu les reciba y les acompañe cuando acceden al velatorio, hace que el lugar pierda parte de su frialdad y se sientan menos incómodos.
El dejarse mimar por los mayores o jugar con los más pequeños relaja el ambiente general e incluso la propia perra sorprende en ocasiones adoptando gestos o comportamientos que imita de los asistentes, como cuando se arrodilla y baja la cabeza aparentando rezar a los pies del ataúd del difunto.
Pero lo más increíble de Lulu es que parece que siempre detecta a la persona que más la necesita y sabe cómo tranquilizarla, aunque sea solo con su presencia. Según Matthew Fiorillo, presidente de la funeraria:
Ella ha desarrollado una extraña habilidad para saber quién la necesita. Se pone justo al lado de una persona mayor, deja que la consientan un minuto y luego se va a jugar con los niños. Es algo impresionante.
Además Fiorillo admite que el hecho de tenerla cerca facilita mucho su trabajo, sobre todo porque ya forma parte de la familia, ‘ella es parte del equipo, de eso no hay duda. Es evidente que está ansiosa por ser parte de lo que hacemos y quiere ayudar a las personas.’ ¿Quién no querría trabajar con un compañero así, tan entregado y eficiente a la vez?
Vídeo: El Huffington Post
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Departamento de ventas y especialista en salud general