Si alguien tenía dudas sobre la lealtad, el apego y la sensibilidad felina seguro que cambia de opinión tras conocer la historia de esta gata indonesia que lleva ya un año viviendo sobre la tumba de su antigua propietaria, una anciana de Java Central.
Conocemos historias increíbles de perros que han permanecido días a las puertas de un hospital esperando el alta de su dueño, o meses en el punto exacto de la carretera donde su familia lo abandonó, e incluso casos como el de Hachikō, quien vivió durante 9 años junto a la estación de tren en la que ansiaba el regreso de su compañero humano, el profesor que falleció y no realizó el viaje de vuelta tan esperado por su perro.
Pero las historias de gatos no parecen tener tanta repercusión, no sabemos si porque son inferiores en número o porque los felinos llevan el duelo de forma más discreta.
En cualquier caso la historia de esta gata de Java nos ha conmovido, más aún sabiendo que varios voluntarios han intentando adoptarla y ella regresa siempre al que considera su lugar, junto a su humana añorada.
Ni siquiera prueba bocado cuando le ofrecen allí mismo algo para comer. Ella prefiere acercarse durante unas horas a su antigua casa, donde los hijos de la fallecida le dejan alimento y agua, para volver a pasar la noche retozando y maullando sobre la tumba de la Sra. Kindari.
Son historias como estas las que echan por tierra todos los argumentos de quienes afirman que los gatos son seres desconsiderados, egoístas, desapegados, poco cariñosos y que se mueven solo por interés.
Puede que a veces se comporten de manera más independiente e ‘infiel’ que los perros, pero está claro que establecen unos vínculos afectivos muy fuertes y también son sensibles a la pérdida de sus seres queridos.
Vía: Europapress
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Técnica veterinaria especializada en nutrición